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Comunicación para la seguridad ciudadana
Por: Abel Suing abelsuing@gmail.com
La inseguridad está presente en todo el país y exige que las organizaciones comunitarias, empresas y centros educativos, además de la policía, desarrollen mecanismos de prevención.
Los gobiernos locales ejecutan planes de seguridad, pero los delitos crecen y desbordan las capacidades de las instituciones públicas, frente a ello, son los barrios a través de las alarmas comunitarias y la vigilancia virtual quienes suman esfuerzos para reducir robos, asaltos y crímenes. Al mismo tiempo, se implementan las experiencias de distintas urbes para identificar patrones de riesgos, mejorar los ambientes de convivencia y evitar la contracción económica.
El eje común en los procesos señalados es la comunicación, tanto privada como pública. A los sistemas informáticos, redes sociales y boletines prensa se podrían sumar otros formatos que acrecienten una cultura de paz, entendida como valores, actitudes, justicia, igualdad y la no violencia en la sociedad, según lo define la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Las intenciones pedagógicas que se piden a los medios de comunicación para enseñar sobre seguridad, también deben estar en la comunicación académica, empresarial y ciudadana. La identificación de causas, la exposición de datos verificados, las evaluaciones de buenas prácticas, entre otras informaciones, deben ser compartidas e implementadas gracias a la coordinación que los actores sociales logren.
La participación en los procesos de comunicación apoya y define la acción colectiva. Las políticas públicas serán más cercanas a las realidades de cada sector en tanto haya más opiniones en la esfera pública. Tal vez, parte de la crisis que se vive en Ecuador esté correlacionada con el débil involucramiento de las personas en la democracia. La crisis es también una oportunidad para recuperar ciudades y un país confiable.
Cite as
Suing, Abel. (2023). Comunicación para la seguridad ciudadana. Zenodo. https://doi.org/10.5281/zenodo.8359546
Audiovisuales por y para la paz
Por: Abel Suing
Los ecuatorianos están alarmados por el incremento de la violencia, en los últimos meses se reportan a diario crímenes y robos. Cada semana aparecen o se “descubren” cadáveres y partes de cuerpos humanos en cunetas, bolsas o basureros; y, desde hace cuatro años, los enfrentamientos armados y asesinatos en las cárceles se reportan sin que haya esperanza de solución.
Ahora se conocen de “sicarios”, “vacunadores” y de asaltos en grupo, en mar y tierra, a pedido de las mafias.
Alarma que la expectativa del ciudadano sea, no la posibilidad de ser víctima de una agresión, si no por cuándo ocurrirá. Las personas extreman las precauciones y evitan lugares públicos porque las matanzas pasan en sitios indistintos, lujosos o populares, a manos de avezados y jóvenes delincuentes.
Se demanda intervención del gobierno, recursos públicos y ayuda de organismos internacionales para identificar alternativas de pacificación en esta crisis humana, sin embargo, queda la expectativa de la calidad de los ejecutores, de las relaciones e implicaciones de los maleantes con los encargados del control.
Parece que las ficciones televisivas se transpusieron a la realidad. El audiovisual que se proyecta en cines, videojuegos y pantallas (televisión, celular, etc.) tiene un papel pedagógico para ilustrar en las lógicas del crimen organizado. Las historias de narcos, agentes, pilotos, “gatilleros” o musas de la mafia se convirtieron en modelos a seguir por cientos de marginados.
Pero, las mismas herramientas de “mala” educación sirven para generar escenarios distintos. Se ha escuchado la versión del caos de los empresarios de la comunicación que privilegian el lucro. ¿Qué pasará si se dan iguales herramientas, narrativas y posibilidades creativas de los ciudadanos para que cuenten sus perspectivas, aspiraciones y logros?
El audiovisual debe ser la “pluma” con la que todos “escriban” sus historias, cuenten experiencias y participen en la gestión del patrimonio y los recursos públicos. Hoy la alfabetización es audiovisual, esto supone competencias para comprender, analizar y crear mensajes que circulen en el ciberespacio, fruto de lo cual se generen diálogos para ubicar claves que ayuden a resolver el caos que se vive en Ecuador. El audiovisual puede transformarse en un instrumento para la paz.
Cite as
Suing, Abel. (2023). Audiovisuales por y para la paz. Zenodo. https://doi.org/10.5281/zenodo.7865402
Menos espacios públicos en la ciudad
Por: Abel Suing abelsuing@gmail.com
Circundante al complejo ferial Simón Bolívar de la ciudad de Loja ocurren sucesos que muestran restricciones al uso de espacios públicos que, aunque se ocupen legalmente, disminuyen el derecho de todos a desplazarse en libertad.
Tal vez la precariedad económica, la ausencia de regulación o el débil control expliquen que tanto un área de esparcimiento para niños, los estacionamientos y la calle por donde circulan los peatones estén cedidas para el usufructo de pocos a costa de disminuir el patrimonio urbano.
Los bienes públicos se sustentan sobre la base de los impuestos, no deben implicar exclusión y contribuyen al bienestar, pero en los casos señalados parece que se impone la fuerza y una errada concepción del propósito del gobierno local.
Indirectamente se permite que lo privado impere sobre lo público. Un inmediato interés electoral, la baja popularidad o la presión del comercio informal pesarían más que la seguridad de las mayorías, se prefiere evitar conflictos y dejar las soluciones a otros, es decir, perder la autonomía de lo ciudadano, lo colectivo frente a lo privado, una versión populista del neoliberalismo.
Próximo al mismo complejo ferial acontece cotidianamente otro hecho que muestra la superioridad de lo particular frente a lo social. La circulación de decenas de camiones a cada hora interrumpe el tránsito, congestiona el acceso de niños a centros educativos, pone en peligro a los pacientes que acuden a SOLCA, distrae a los asistentes al teatro Benjamín Carrión, daña el asfalto y más consecuencias. Miles de lojanos asumen una externalidad negativa de concesiones mineras otorgadas a empresas privadas foráneas.
Ojalá que el próximo equipo que llegue el gobierno local recupere los valores cívicos del servicio a los demás como clave de buena gestión pública.
Cite as
Suing, Abel. (2022). Menos espacios públicos en la ciudad. Zenodo. https://doi.org/10.5281/zenodo.7095112
Cambio de narrativas en los servicios básicos
Por: Abel Suing abelsuing@gmail.com
Un breve examen a las declaraciones públicas de los alcaldes del Ecuador en la televisión local ubica entre los temas más abordados a la provisión de servicios, la economía, el empleo y las medidas para menguar los contagios de la Covid-19.
Estas manifestaciones están relacionadas con lo señalado en el COOTAD, en la práctica los alcaldes cumplen con las disposiciones legales, sin embargo, las demandas de los ciudadanos y las evidencias muestran un déficit de atención.
La semana anterior en Loja se vivieron catástrofes que superaron las proyecciones de canalización de las aguas lluvias, seguramente en las premisas de los urbanizadores, como en otras obras, no se estimó la radicalidad del cambio climático.
Consecuencia de lo anterior implicaría modificar las narrativas, pasar de contar las consecuencias a fomentar las previsiones, sin dejar de atender las mitigaciones.
Será difícil y oneroso para todos los vecinos de Loja asumir que deben cambiar, reforzar o reubicar sus domicilios, pero más caro será perder patrimonios o la vida de familiares. La ciudad se planificó hace años, con las mejores intenciones, pero no es la que hoy se requiere, Loja se sostiene cada vez menos en las dinámicas y flujos de inicios de siglo XXI.
Los impactos de la Covid-19, la virtualización, la calidad de la educación que se brinda al país, los inmigrantes, el cultivo de las artes vidas, el tránsito de toneladas de tierras desde las minas de Zamora, el comercio con Perú y un etcétera de otras realidades exigen que autoridades y ciudadanos dialoguen sobre el futuro, lo contario será ver surgir un “pueblo de paso”.
Citar como:
Suing, Abel. (2022). Cambio de narrativas en los servicios básicos. Zenodo. https://doi.org/10.5281/zenodo.6409887
Diálogos y participación cívica
Por: Abel Suing abelsuing@gmail.com
Varios problemas de gobernabilidad se resuelven en diálogos directos entre autoridades y ciudadanos donde surgen compromisos, procesos y rendiciones de cuentas. Hay soluciones que no dependen de inversiones económicas, están relacionadas al respeto y trato digno que toda persona merece.
Aplazar los diálogos genera tensiones, violencia e incrementa los índices de insatisfacción, ejemplos de esto son los inconvenientes que los lojanos viven a diario como el comercio informal, el caos de tránsito, la insuficiente provisión de agua potable, el deterioro de los espacios públicos, el descuido de parterres y otros más.
Seguramente el inicio de las soluciones demandará reconocer que cada parte debe aportar, generar cambios y hacer sacrificios. El bien común está sobre los intereses particulares si el propósito es una mejor calidad de vida, de lo contrario se agrandan las distancias entre grupos sociales, al final todos pierden.
¿Quién debe dar el primer paso? De acuerdo a la lógica política se espera que sean los gobernantes con son equipos de gestión, si no es así parecería que hay poca voluntad, escasos recursos o la prevalencia de sesgos políticos, frente a ello son los ciudadanos, movimientos cívicos, corporaciones privadas, es decir la sociedad civil la que tiene que intervenir, así ocurrió en otras ciudades mientras sus gobiernos locales se fortalecieron.
Es urgente y necesaria una intervención cívica y ciudadana para encontrar alternativas que estén a disposición del alcalde y los concejales.
Se escuchan con frecuencia que representantes de barrios, mercados, transportistas y otras organizaciones se acercan al Municipio a pedir atención, seguramente buena parte de los reclamos son atendidos, pero la mayoría no se entera, esto denota que además de parlamentos se espera una eficiente y eficaz comunicación.
Citar como:
Suing, Abel. (2022). Diálogos y participación cívica. Zenodo. https://doi.org/10.5281/zenodo.5839175
Participación en la “Human City”
Por: Abel Suing abelsuing@gmail.com
Frente a las concentraciones urbanas, la irrupción de las tecnologías de comunicación y la debilidad de los modelos económicos para proveer un mínimo de ingresos a los todos se han ensayado alternativas de desarrollo y convivencia, una de ellas está asociada a las ciudades inteligentes, aquellas donde se atienden eficaz y ecológicamente las necesidades de consumo.
Pero, a pesar de las propuestas innovadoras, la voluntad de los gobiernos locales y las iniciativas de la sociedad civil para articular recursos en busca de mejorar la calidad de vida, la participación de los ciudadanos en la ejecución de las posibles soluciones es aún baja, no se logran cambios continuos, una y otra vez regresan los conflictos.
Probablemente deben invertirse los sentidos en la definición de las ciudades del futuro. Se han trabajado metodologías, legislaciones, laboratorios y más ejercicios para procurar diálogos cuyos acuerdos perduren, y provoquen la anhelada participación ciudadana.
El emprendimiento, el arte y más señales de identidad de los lojanos quedan eclipsadas ante la premura de cubrir lo básico. Nuestras universidades se internacionalizan, proponen automatismos e interacciones, avanzan en la cultura digital, sin embargo, el reto de acoger las voces de los habitantes subsiste, es un propósito pendiente.
Loja, como pocas urbes, tiene la opción a acoplarse a la “ciudad de los 15 minutos”, un modelo diseñado por el investigador Carlos Moreno, que se refiere a la proximidad y accesibilidad de las seis funciones esenciales para la realización de las personas y las familias -vivir, trabajar, abastecerse, recibir atención médica, educarse, prosperar- en un perímetro de 15 minutos. Esta es una clave hacia la “Human City” donde la participación es consustancial.
Citar como:
Suing, Abel. (2021). Participación en la «Human City». Zenodo. https://doi.org/10.5281/zenodo.5551306
LA CIUDAD HABLA
Por: Abel Suing abelsuing@gmail.com
Las relaciones entre personas, los sistemas de abastecimientos y las dinámicas de las instituciones configuran espacios para las manifestaciones de los intereses y las demandas de la población. En entornos con adecuados servicios básicos, ingresos económicos dignos y tolerancia emergen manifestaciones creativas, se inauguran experiencias, ocurren innovaciones y se crean empleos.
Cuando los abastecimientos son deficientes o la distribución de la riqueza es injusta las expresiones de las ciudades son de caos e inseguridad y consecuentemente la calidad de vida disminuye. Igual que a las personas, a las ciudades hay que escucharlas, dialogar con ellas, ubicar las razones de los conflictos y las rutas de solución.
Actuar con “mano dura”, emplear a la fuerza pública para ejercer presión, intentar imponer una visión desemboca en hostilidades, en herir a los débiles. En Loja hacen faltan lugares para hablar con la ciudad, para conversar con sinceridad entre comunidad y autoridades hacia logros concretos.
Lo que ocurre en Cali y otras ciudades de Colombia durante el último mes señala que se perdió la tradición de pedagogía ciudadana que mostró cómo alcanzar la paz. En lugar de brigadas de policías los gobernadores deberían enviar contingentes de educadores y gestores sociales para ubicar las prioridades, las denominaciones y a través de quiénes se construyen “los futuros” que las ciudades necesitan, en plural porque América Latina es diversa.
En Loja semana a semana se repiten los cortes de agua, hurtos, accidentes de tránsito, ventas callejeras, ralentización incluso en el cobro de impuestos, se pueden dar respuestas coyunturales, pero una solución de largo plazo vendrá cuando se hable con la ciudad.
Citar como:
Cite as
Suing, Abel. (2021, May 31). LA CIUDAD HABLA. Zenodo. http://doi.org/10.5281/zenodo.4886418
Una televisión pública de valores cívicos
Por: Abel SUING arsuing@utpl.edu.ec
Hace pocos días volvió al debate en Loja el cuestionamiento sobre la alta inversión económica realizada para implementar una emisora de televisión pública. Probablemente existan procedimientos a mejorar, pero no se escuchan críticas sobre los contenidos ni la misión del medio.
La televisión está para informar, formar y entretener, un medio público, fundamentalmente, educa y permite una línea de comunicación entre los ciudadanos y los administradores de una ciudad, región o país. Las características de servicio y altos estándares de calidad deberían ser consustanciales a la radio y televisión públicas.
Hay experiencias internacionales aleccionadoras sobre creatividad y nuevos formatos audiovisuales que han conquistado a las audiencias, pero también críticas sobre la injerencia política en la administración de los medios públicos, el reto es evitar que se conviertan en voceros de los gobiernos de turno.
Parte de los protocolos que garantizan autonomía son los estatutos de convivencia, la rendición de cuentas y, en lo posible, leyes que definan la gestión, financiamiento y propósitos de los medios públicos.
Una vez definidas las condiciones que permitan “pluralismo, diversidad, independencia editorial, financiación apropiada (..) y transparencia, la radiodifusión de servicio público puede servir como una piedra angular de la democracia”. Sin embargo, el verdadero baremo de calidad serán sus contenidos.
Una ciudad puede disponer de normas innovadoras y equipos de última data, y con ellos elaborar lo mismo que las estaciones privadas, pero también podría generar experiencias de vinculación de los ciudadanos para que cuenten sus historias, propongan contenidos cívicos y fomenten la paz.
¿Qué valores debe trasmitir la televisión? La respuesta es valores cívicos. De acuerdo a la Prof. Adela Cortina los valores cívicos necesarios para la vida en sociedades democráticas son libertad (entendida como participación, independencia y autonomía), igualdad, respeto activo (tolerancia), solidaridad; y, diálogo.
Hay mucho por hacer, muchas historias que contar y personas dispuestas a hacerlo. El alcalde, como el Presidente de la República, pueden animar procesos para que la radio y televisión públicas sean espacios de experimentación, espacios ciudadanos para cultivar valores cívicos.
No hay previsión capaz de imaginar los muchas propuestas, tiempos, formatos o condiciones que los ciudadanos crearán en una nueva televisión pública, pero seguro será mejor correr el riesgo de innovar a continuar con versión actual de medios públicos que no terminan de conectar con los ciudadanos.
Autoestima y participación ciudadana
Por: Abel SUING arsuing@utpl.edu.ec
La autoestima es la consideración, la visión que tienen de sí mismas las personas y es generalmente positiva, de acuerdo a la Real Academia Española de la Lengua. Tal como sucede a nivel individual también las comunidades deben conocerse, valorar sus fortalezas y comprender las diferencias para interactuar en sociedad; unos pueblos requieren de otros, necesitan dialogar para complementar sus carencias sobre la base de la comprensión y la empatía. Desde esta perspectiva, una subestimación o sobrestimación puede derivar en la ruptura de la comunicación y en relaciones inequitativas.
Todas las personas poseen cualidades que además de hacerlas diferentes provocan la vinculación con otros. No hay más opción que la convivencia. Lamentablemente ocurren interferencias o anteposición de intereses que alejan a las personas y a los pueblos, pero cuando existe una justa apreciación de las capacidades, las dificultades son evitadas.
La autoestima se construye a diario. Así como los ciudadanos deben educarse y cumplir con preceptos para conocer y defender sus identidades, las naciones proponen sistemas y servicios públicos en educación, seguridad y más para cultivar sus identidades y autoestima, fruto de ello hay referentes, buenas prácticas, personajes y fechas de conmemoración. Pero, ¿Qué ocurre cuando hay una mínima autoestima ciudadana?
La desvalorización del patrimonio, la dependencia, las desiguales relaciones comerciales, la ausencia de una cultura política, la corrupción, la imitación e instituciones inestables serían, en parte, consecuencia de una baja autoestima ciudadana. Quienes habitan en países en vías de desarrollo están expuestos a continuos mensajes y conceptos de infravaloración, de dependencia y tal vez mendicantes que llevan a escenarios de inestabilidad o de fatalidad al concluir que no será posible cambiar las condiciones estructurales.
Como en la metáfora de las personas, las naciones pueden y deben partir de su aceptación y de la constante recordación de sus valores y cualidades, no hay naciones buenas y malas por causas naturales, su conformación es consecuencia de los acuerdos y trabajos de sus habitantes, recordar esto es una tarea en la que pueden hacer mucho los medios de comunicación. Por otro lado, la autoestima parte de potenciar los valores que poseen las personas y los pueblos. Hay un aforismo popular aplicable: Hacer la mejor cesta con los mimbres que se tiene.
Sentadas las bases de la autoestima se podrían cuidar los frutos alcanzados a consecuencia de la decidida participación ciudadana en la gestión de los bienes y servicios públicos, de lo contrario ¿Cómo defender lo que no se aprecia? Probablemente la débil participación ciudadana y control social estén explicados en la necesidad de edificar una sólida autoestima nacional. En Ecuador no falta la arquitectura jurídica para la participación ciudadana, pero ocurre que no se ejecuta.
La participación democrática “se sustenta en principios y valores como la responsabilidad, el respeto, la tolerancia y el ejercicio de la libertad e involucra aspectos emocionales de la conducta ciudadana”, es decir, la autoestima y la participación serían las dos caras de una moneda. En paralelo a los sistemas jurídicos y legislativos deberían ir los sistemas educativos porque son los andariveles que permiten a los ciudadanos avanzar hacia mejores niveles de paz y desarrollo.
De la FM de la ciudad de #Loja al Congreso “Metamorfosis de las Ciencias Sociales y Humanidades”
Por: Abel SUING arsuing@utpl.edu.ec
Treinta y seis años han transcurrido desde la fundación de Radio Loja. Tiempo de muchas transformaciones, pero de igual significado. En la misma semana de celebración, ocurre el Congreso Mundial de las Ciencias Social y las Humanidades que organiza la Universidad Técnica Particular de Loja, evento que permite unir dos hechos importantes para la ciudad y el país: La educación y la comunicación.
Desde Loja surgen personas que aportan a la cultura nacional. Hay una larga lista de ciudadanos que crean arte, ciencia, literatura, periodismo y más frutos del pensamiento humano, sobre cuya producción intelectual otros han crecido.
Pensar, hace casi medio siglo, que Loja, una ciudad con pocas vías de comunicación y escasa industria, sea la sede de una importante universidad que hoy se cuenta entre las mejores de América Latina, probablemente fue una quimera, como debe haber sido el establecimiento de Radio Loja, el 26 de noviembre de 1982, en tanto inauguró las emisiones continuas en frecuencia modulada en la región sur de Ecuador, pero además surgió con una propuesta diferente, programación y contenidos innovadores, “con una filosofía de profundo contenido antropológico, social, educativo, cultural y ciudadano”.
Abrir los micrófonos de una radio a los jóvenes para aprender de ellos, y con ellos, fue una apuesta arriesgada y de futuro, también lo fueron los programas familiares, la presencia de académicos, de grupos sociales, de extranjeros, del hombre de campo y aquellos para los lojanos que emigraron. Otros hechos que caracterizan a Radio Loja son el fomento de la creación musical, las trasmisiones desde exteriores, el acercar el medio de comunicación para que los vecinos expresen sus opiniones, que es la cualidad que marca su identidad: Ser la Radio de la Ciudad.
El Congreso Mundial de Ciencias Sociales, de la UTPL, propone entre sus objetivos, reflexionar sobre las humanidades digitales, pensar en las relaciones entre personas mediadas por las tecnologías de la información, en las potencialidades, debilidades y limitaciones que debe enfrentar el ser humano en su evolución, sin perder los rasgos de bondad, verdad, belleza y ética propios de su esencia.
Los horizontes del desarrollo traen oportunidades y retos. Encontrar las claves para un progreso humano y ambientalmente sostenible implica respetar a las personas y a la naturaleza; para alcanzar este objetivo la tecnología debe ser una herramienta que ayude a una mejor convivencia, de lo contrario abrirá más brechas entre info-ricos e info-pobres. En este marco, la experiencia de Radio Loja es una muestra de cómo una familia, con ideales de servicio, permite a una ciudad crecer. La familia de Dn. Eduardo Ruiz Luna muestra la dimensión humanística de la radio.
Gracias a “97.7 FM” por abrir caminos para, junto a otras instituciones, avanzar hacia la democratización de la palabra a través de la tecnología, por ayudar a los lojanos a hacer una ciudad, cada día, un poco más humana, más culta y con mayores ideales.
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