Archive for abril 2019
Confianza, buena voluntad y democracia en la gestión de los gobiernos locales
Por: Abel SUING arsuing@utpl.edu.ec
Los cimientos de la vida en sociedad están conformados por un conjunto de virtudes. El respeto activo, el reconocimiento de los valores ajenos y la diversidad son parte de las cualidades que configuran una democracia. La confianza de los ciudadanos se expresa en el cumplimiento de deberes y el ejercicio de derechos, es el primer paso hacia una mejor convivencia.
La democracia no es, sencillamente, un modelo de gobierno que debe adaptarse e implantarse en una ciudad o país. La democracia es consecuencia de diálogos amplios, de escuchar y acordar prioridades, es un ideal que busca lo mejor para todos, es disponer los recursos hacia el bien común, tal vez ésta sea una visión romántica, pero encierra claves para llegar a un desarrollo social y económico superior, que derive en beneficios colectivos.
La democracia demanda que los ciudadanos trabajen de forma activa y cotidiana en la formación de una opinión pública libre, en la edificación de instituciones sólidas, en la promoción de instrumentos de transparencia y en el control de los gobiernos. Las dificultades coyunturales, algunas graves como las crisis económicas, no deben menguar la intervención de las personas en los asuntos públicos.
Las cartas de navegación para la vida democrática son la Declaración Universal de Derechos Humanos y otros instrumentos internacionales de promoción de los derechos sociales, que han sido reconocidos en varias legislaciones nacionales.
Vale recordar estas características al inicio de los nuevos periodos de gobiernos locales en la República del Ecuador. El éxito de éstos está en función de las obras, de las políticas públicas, del superávit fiscal, y otras variables, pero para que los resultados perduren es imprescindible la participación de los ciudadanos. Parecería que la responsabilidad en la gestión pública es sólo en los funcionarios electos, pero ocurre un distanciamiento de los ciudadanos, hay una especie de auto exclusión, de relajamiento. Los ecuatorianos no deben esperar que los cambios lleguen por generación espontánea, si ellos no intervienen no verán las modificaciones que tanto anhelan.
La formación para enfrentar las consecuencias de los terremotos debe continuar
Por: Abel SUING arsuing@utpl.edu.ec
Han pasado tres años del sismo que afectó la costa norte de Ecuador en 2016. La zona del desastre aún se reconstruye, muchas familias recuerdan sus perdidas y la comunidad procura mejorar sus prácticas de convivencia para menguar impactos en el futuro.
Los desastres provocados por causas naturales, en su mayoría, son imprevisibles. Pueden identificarse tendencias o anticipar riesgos debido a factores ambientales, pero es imposible pronosticar cuándo y dónde ocurrirá el próximo terremoto. Lo viable es formar a los ciudadanos para mejorar las técnicas de construcción o potenciar las redes de comunicación, también pueden expedirse políticas para asentamientos urbanos en lugares poco vulnerables, así como entrenar a los proveedores de servicios de salud en protocolos de emergencia, es decir, trabajar para disminuir los potenciales daños luego de desastres.
En los últimos meses, varios sitios del Ecuador han sido epicentros de temblores, no mayores y con consecuencias de bajo impacto, que a más de una alarma transitoria no provocan cambios sostenidos en la vida cotidiana, parece que a los ecuatorianos les cuesta asumir que viven en una zona de alta vulnerabilidad a los sismos.
La educación sobre cómo actuar en momentos de crisis es un factor medular para enfrentar las consecuencias de terremotos. Los simulacros y campañas de información son parte de los procesos que realizan las instituciones públicas y la Secretaria Nacional de Gestión de Riesgos para sensibilizar a la población, pero falta promover, de forma constante, cómo actuar y qué hacer durante y después de una catástrofe provocada por causas naturales, para esto se requiere el apoyo de personas e instituciones privadas y comunitarias, ya que un siniestro natural afecta a todos.
Un país que lidera la educación pública en prevención y mitigación de los efectos de los terremotos es Japón. En cada hogar, barrio o centro educativo podrían replicarse las lecciones aprendidas por los japoneses. Un breve test para determinar el nivel de concienciación sobre los terremotos propondría cuestiones como: ¿Su vivienda está reforzada? ¿Los cristales de su vivienda poseen una película o film para que si se rompen no salgan despedidos por el lugar? ¿Los miembros de su familia conocen cómo encontrarse o ponerse en contacto en caso de que ocurra un desastre y saben dónde están los refugios para tales casos? ¿Sabe Ud. qué hacer si ocurre un terremoto mientas está conduciendo un vehículo?
Como éstas, hay otras preguntas que hacen evidente la necesidad de formación y prevención. El mejor momento para conocer es ahora. Las instituciones y políticas públicas ayudarán, pero es imprescindible que cada hogar contribuya con la información y las labores que le competen.
#Loja en camino hacia la comprensión del autismo
Por: Abel SUING arsuing@utpl.edu.ec
El pasado 2 de abril se conmemoró otro aniversario del “Día mundial de la concienciación sobre el autismo”, fecha declarada por la Asamblea de General de las Naciones Unidas en 2007. Los trastornos del espectro autista, también identificados como TEA por sus siglas, “son una discapacidad del desarrollo que puede provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales significativos”.
Los autistas, al igual que todos, poseen talentos, pero necesitan de ciertas condiciones y entornos familiares para expresarlos. Las dificultades en la comunicación, así como ciertos comportamientos repetitivos hacen que las personas del espectro autista sean catalogadas como extrañas y sufran discriminaciones.
La ignorancia y el temor podrían privar al mundo de la creatividad y la mirada analítica propia de los autistas. Frente a las dificultades de integración se presentan cualidades como la extremada dedicación, la inventiva y la sensibilidad para valorar los ambientes y proponer nuevas ópticas. Entre los autistas famosos están Albert Einstein, Tim Burton, Ludwig Van Beethoven y Michael Phelps, cada uno referente en su campo con récords tal vez hasta hoy imbatibles. Éstas historias sirven de base para sensibilizar y pedir a los individuos “neurotípicos” que abran vías de diálogo y comprensión a la diversidad.
En Ecuador y en Loja se viven los primeros años de comprensión de los trastornos del espectro autista. La implementación de políticas públicas para cuidar a las personas autistas ocurre de forma lenta. La buena voluntad de los gestores y agentes de gobierno avanza a la par de los esfuerzos de padres y familiares. Año a año hay una mayor apertura. Existen centros educativos privados que acogen y, de forma activa, proponen acciones para integrar a niños autistas, pero a ellos no siempre pueden acudir los hijos de familias pobres; mientras tanto, en las escuelas públicas aún debaten las normas a través de las cuales deben actuar frente al autismo.
Además de la educación está el sector productivo, que también recibe pedidos de inserción. Lo que las familias demandan no son leyes ni cupos, quieren condiciones de equidad y tolerancia para que sus hijos puedan expresarse y convivir, es decir, solicitan derechos humanos elementales.
En la evolución social deben ocurrir nuevas emancipaciones. Una tarea pendiente son las garantías mínimas para acoger la diversidad de las personas autistas. Un país sólido será aquel que incluya a todos y que funde su desarrollo sobre la diversidad, aquel que identifique y potencie las virtudes de sus ciudadanos.
En Loja merece especial mención la labor de la Asociación de Padres de Personas con Autismo de Loja (APPAL), quienes bajo la guía del amor provocan la concienciación de educadores, autoridades y través de sus medios, escasos pero efectivos, entregan claves de convivencia en pro de un futuro inclusivo, diverso y humano. Ojalá muchas personas escuchen este mensaje que encierre el significado de un mundo mejor para todos.
Un amanecer sin mesías
Por: Abel Suing arsuing@utpl.edu.ec
En la República del Ecuador se eligieron autoridades locales. El 24 de marzo de 2019 los ciudadanos optaron por un candidato, decidieron quien los gobernará e implícitamente se comprometieron a apoyar un plan de trabajo.
Pasados los días de campaña electoral, de ofertas concretas y planteamientos populistas, queda la impresión de un concierto de mesías en la política. Las ofertas de bienes y servicios primaron sobre los espacios de diálogo y el diseño de procesos a través de los cuales los habitantes puedan involucrarse en la solución de sus problemas.
La visión de la política como poder, para beneficio particular, no es exclusiva de Latinoamérica, pero es donde provoca mayor pobreza. Países y ciudades ricas en recursos naturales, con poblaciones jóvenes, que además comparten cultura e idioma, repiten ciclos de crisis, de subempleo, de escasez de vivienda, déficit de atención sanitaria y otras limitaciones, además de una deuda externa que compromete a las futuras generaciones.
El escritor Moíses Naím, analista socio económico y pensador influyente, con ocasión de presentar su novela “Dos espías en Caracas”, señaló que, en parte, los gobiernos populistas se explican porque los votantes demandan profetas. Éstos sanadores, facilitadores, dioses prometen soluciones inmediatas, pero en realidad incapacitan a las personas, las vuelven ignorantes para usufructuar del patrimonio que les pertenece.
La atención de las necesidades de cada ciudad vendrá de la mano de sus pobladores, de los acuerdos, de las concesiones y los sacrificios que estén dispuestos hacer. La premisa básica es la honestidad. Los cambios no llegarán desde fuera, iniciarán en cada hogar al revisar las prácticas de convivencia y establecer prioridades, no será posible cubrir las carencias en un solo periodo, pero a consecuencia de disciplina, templanza y ahorro podrá accederse a mejores estados de bienestar.
Probablemente entre los candidatos que perdieron las elecciones estén quienes anticiparon que todos deben aportar para remontar las limitaciones, de ser así el mensaje no gustó, pero no deben desmayar, ellos pueden ayudar compartiendo sus visiones de futuro.
La gestión de los gobiernos locales se realiza con el concurso de los ciudadanos. Ecuador tiene una estructura legal que propone observatorios, veedurías y la figura de la “silla vacía”, entre otras opciones, para que los vecinos en cada parroquia, ciudad y cantón intervengan en la administración pública. Un país no es tal si sus habitantes no contribuyen en su construcción de forma directa.
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